Dra. Raquel Campos
SOBRE VAGINISMO
El vaginismo es una entidad que forma parte de los trastornos por dolor, dentro de las disfunciones sexuales.
El dolor en la actividad sexual puede presentarse de diversas formas. En algún caso no se trataría de patológico, ya que puede formar parte de determinadas prácticas sexuales, y en el que la línea entre dolor y placer es muy fina. Pero más allá de estos casos, el dolor en las relaciones sexuales no es normal.
Las causas de dolor en las relaciones sexuales pueden ser por muy diferentes causas, y siempre debe ser valorado por un especialista para descartar patologías orgánicas.
Entre un 5-20% de la población padece algún tipo de trastorno sexual por dolor
El vaginismo, en concreto, es un dolor e imposibilidad de penetración vaginal
ALGO DE HISTORIA
Ha habido muchas definiciones del concepto de vaginismo, antes de que se la reconociera como entidad médica.
En 1547: Trotula of Salerno: definió una entidad que consistía en “un endurecimiento de la vulva que parecía que la mujer fuera siempre virgen”
En 1834: Huguier PC. Definió médicamente el síndrome en su tesis médica
En 1861: Sims estableció el término vaginismo como “un cierre espasmódico e involuntario de la entrada de la vagina, con una sensibilidad tan extrema como para formar un completa barrera para el coito”
Actualmente la definición aceptada del vaginismo sería:
Espasmo o contracción involuntaria de la musculatura pélvica (del tercio externo de la vagina) que imposibilita la introducción de pene, dedo o cualquier otro objeto en la vagina

¿TODO DOLOR GENITAL ES UN VAGINISMO?
La respuesta es no. El dolor genital puede ser por muy diversas causas, algunas agudas, otras crónicas, unas en relación con el coito, otras no, unas relacionadas con el ciclo menstrual, y un largo etcétera.
De entrada, ante cualquier dolor genital, lo primero es valorarlo con un ginecólogo, que podrá determinar si se trata de un problema ginecológico o una disfunción sexual. Es decir, en primer lugar, evaluar si es un dolor tan solo con las relaciones sexuales, o se trata de un dolor que abarca más ámbitos de la salud de la mujer. De esta manera descartaremos determinadas enfermedades, infecciones, etc.
Cuando el dolor se centra en la actividad sexual, debemos localizar ese dolor.
No es lo mismo un dolor al inicio de una penetración, que un dolor en la penetración profunda, o un dolor postcoital.
Es decir, que la evaluación del dolor genital es muy amplia y debemos siempre hacer un reconocimiento general para poder diagnosticar con exactitud de qué se trata. Si no, muchas veces vemos catalogados determinados tipos de dolor como vaginismos, cuando en realidad pueden ser una vulvodinia, por ejemplo.


VAGINISMO, ENTONCES….
El vaginismo se caracteriza por una imposibilidad para la penetración, acompañada de dolor, y que se debe a una contracción involuntaria de la musculatura pélvica.
Las causas del vaginismo pueden ser muy diversas. Lo que siempre va asociado es el miedo. Miedo al dolor, miedo al embarazo, miedo a la relación de pareja, miedos muy diversos.
La severidad y la presentación del vaginismo es amplia, a veces tan solo se da en determinadas circunstancias y otras en cambio se da de forma generalizada y no solo ante el coito, sino también se imposibilita la introducción de un tampón o copa vaginal, por ejemplo. El poder contextualizar cada caso es imprescindible para poder dar una mejor solución.
Para poder ofrecer un buen tratamiento debemos abarcar muchos aspectos. Forma parte de la terapia sexual el valorar los desencadenantes o aquellos factores que mantienen un vaginismo, el conocer la historia sexual de la paciente, desde su infancia para plasmar los tabúes, los miedos o los abusos que hayan podido acaecer, el saber su relación de pareja actual y pasada, la implicación emocional, y un largo etcétera.
Además, realizamos una desensibilización de la vagina, que no es más que ir avanzando en la mejor tolerancia a una dilatación progresiva de la vagina mediante dilatadores, para de esta manera trabajar el miedo a la penetración de forma paulatina.

En ocasiones recurrimos a tratamientos con toxina botulínica que nos facilita la relajación muscular, siendo más fácil el trabajo paralelo para las fobias i la terapia sexual.
La participación de la pareja en la terapia es casi siempre necesaria, cuando la haya, y valorar si existe algún tipo de disfunción sexual de la pareja nos puede ayudar a definir posibles causas o consecuencias del vaginismo. El trabajo en pareja forma parte de la terapia sexual.
Por lo tanto, ante un vaginismo debemos tratar desde diversos enfoques. Cada paciente, cada caso es único lo que conlleva un abordaje individual.
Remarcar que el dolor en las relaciones no es normal, excluyendo determinadas prácticas sexuales consentidas, y deben valorarse y tratarse siempre. Consultar con un especialista que aborde de una forma integral el vaginismo, es básico para evitar la perpetuación de estén problema.