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  • Foto del escritorDra. Raquel Campos

DISFUNCIONES DE SUELO PÉLVICO. II PARTE

PROLAPSOS GENITALES

Ya hablamos de la incontinencia, pero otra parte importante de las disfunciones del suelo pélvico son las que engloban todos aquellos prolapsos genitales. Es una patología muy común y muchas mujeres ven menguada su calidad de vida


ALGO DE HISTORIA


Si habéis leído algún artículo anterior del blog sabréis que me gusta la historia. Pues bien, en el 400 aC, Euryphon explica algunos de los tratamientos para los prolapsos, como son la agitación del cuerpo en posición inversa (Fig.1) o incluso la irrigación con vino, y ya en los textos más antiguos sobre enfermedades de la mujer, como en el De morbis muliebrum, que es un manuscrito inglés del 1544 que recoge los trabajos de Trótula, y donde aparecen los problemas derivados a la disfunción del suelo pélvico, El prolapso uterino lo definen como la primera enfermedad. En este caso explican que la matriz caída es un descenso hasta vagina o incluso saliendo del cuerpo y que sus causas son el haber estado con diferentes hombres, tras haber parido, por haberse lavado mucho o por sentarse sobre superficies frías, como causas curiosas. Y como remedios curiosos también explican el oler productos de sabor dulce, sentarse durante los meses fríos en una silla de bronce y si no se soluciona, una matrona, con la mano untada en aceite, introduce la matriz.

PROLAPSOS GENITALES


Los prolapsos genitales son todos aquellos descensos a través de la vagina de los órganos en contacto con ella, es decir, la matriz o útero, la vejiga y el recto. De esta manera, si lo que desciende es el útero, es un prolapso uterino, si lo que desciende es la vejiga es un cistocele y si se trata del recto, es un rectocele. Pueden presentarse combinados o de forma aislada y son consecuencia de la debilidad de la zona muscular del suelo pélvico.


Las molestias o problemas que conllevan van desde la paciente asintomática, que no dificulta su vida cotidiana ni sus relaciones sexuales, pacientes con sensación de peso o de ocupación de la vagina, y en casos más avanzados pueden darse episodios de infecciones de repetición, urinarias o genitales y sangrados.

El diagnóstico es sencillo en consulta y las posibilidades de tratamiento van en función de cada paciente, del grado del prolapso, de si se asocia o no a incontinencia urinaria, de si se mantienen relaciones sexuales con penetración, etc.



Podemos ser más conservadores, de manera que en prolapsos leves y en algunos más avanzados, se puede colocar un pesario, que es un accesorio que permite subir el útero y que suele ser bastante bien aceptado Requiere un cambio cada 4-6 meses.

La rehabilitación mediante ejercicios de Kegel y la fisioterapia puede ir bien en casos leves de prolapsos.

Pero la solución más definitiva es la quirúrgica.

La histerectomía vaginal, la corrección del cistocele y/o la del rectocele son cirugías que se realizan vía vaginal, normalmente con una anestesia loco-regional y según el caso se puede asociar o no una malla para el cistocele o una malla para incontinencia.

La tasa de éxitos es variable y una parte fundamental para la recuperación es la prevención posterior mejorando hábitos de vida que disminuyan el impacto sobre la zona debilitada.

En caso de prolapsos, como siempre, hemos de valorar no tan solo el grado del mismo, sino también las complicaciones que pueden dar, y ante todo los síntomas o molestias que causan a la mujer, ya que a pesar de tener el mismo grado de prolapso, hay mujeres que no conllevan molestias, por lo que no habría que tomar medidas terapéuticas y otras que dificultan su vida cotidiana. Es decir, que cada casa se evalua de forma individual, com siempre en medicina. Ante cualquier duda contactar siempre con profesionales.

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